Si uno quiere saber cĆ³mo resuena en un escenario lo mas intenso de las palabras que se pronuncian por acĆ”, en forma de risa y tragedia, tiene que ir a ver una de Mauricio Kartun. Y despuĆ©s, como le gusta decir a Ć©l, disfrutar y dejarse llenar por eso que āsobrevuela la milanesaā: esas conversaciones que salen despuĆ©s de consumir una bomba de teatro cargada de inteligencia y belleza. Kartun es uno de los dramaturgos mĆ”s importantes de nuestra tierra. Su uso del lenguaje, su generosidad creativa y su pulso de lo que tiembla en la entraƱa de lo colectivo se ve en sus obras y en su persona. Desde Sacco y Vanzetti hasta la TrilogĆa Patronal, sus obras marcan hito, instante y rumbo en la de por sĆ potente escena del teatro de acĆ”. Y no hay duda de que con āTerrenal, pequeƱo misterio Ć”crataā, la obra donde pone en escena el mito de Cain y Abel en un idioma que cruza el circo criollo y las profundidades bĆblicas con la coyuntura mas reciente, puso a rodar una versiĆ³n de esa parĆ”bola que hoy mismo nos sigue contando.
Desde Factor Francisco no dimos el gusto y lo entrevistamos para preguntarle por otro artesano y transmisor de relatos bĆblicos para la gente de hoy, el Papa argentino, y nos respondiĆ³ con esa magia suya que tiene la fuerza de una sonrisa y la contundencia de una cachiporra.
CAĆN: ĀæSiempre mirando y nos dejĆ³ pelear tantos aƱos?
TATITA: Y quiĆ©n te dijo que pelear estaba mal, idiotaā¦Pelear es ser par. El bofetĆ³n es vida. Sin choque no hay chispa. Nada se mueve sin riƱa.
CAĆN (reprocha): ĀæViolencia, Tatita?
TATITA: No. DialĆ©ctica, infeliz. La miseria no es pelear. Miseria es matar al par. El uno crece de a dos. El dos peleando es armonĆa. Es vuelo. El uno solo, crece monstruo. PĆ”jaro de un ala sola. Te amputaste un ala. Juntos podĆan ser Ć”ngel y mirate, terminaste gallina bataraza. El uno es la tragedia, CaĆnā¦
Terrenal, PequeƱo Misterio Acrata, Mauricio Kartun
Son las nuevas formas de colonizaciĆ³n cultural. No nos olvidemos que Ā«los pueblos que enajenan su tradiciĆ³n, y por manĆa imitativa, violencia impositiva, imperdonable negligencia o apatĆa, toleran que se les arrebate el alma, pierden, junto con su fisonomĆa espiritual, su consistencia moral y, finalmente, su independencia ideolĆ³gica, econĆ³mica y polĆticaĀ». Un modo eficaz de licuar la conciencia histĆ³rica, el pensamiento crĆtico, la lucha por la justicia y los caminos de integraciĆ³n es vaciar de sentido o manipular las grandes palabras. ĀæQuĆ© significan hoy algunas expresiones como democracia, libertad, justicia, unidad? Han sido manoseadas y desfiguradas para utilizarlas como instrumento de dominaciĆ³n, como tĆtulos vacĆos de contenido que pueden servir para justificar cualquier acciĆ³n.
Francisco, Fratelli Tutti n. 14
FACTOR FRANCISCO – Vista en perspectiva, la idea de āun Papa argentinoā hubiera sido un chiste y probablemente lo era, hastaā¦ hasta que hubo uno. Como alguien que crea situaciones de ficciĆ³n sorprendentes, ĀæQuĆ© te dice a vos la figura de un Papa argento? Antes y ahora.
Mauricio Kartun – Resulta que van tres Papas, uno polaco, uno alemĆ”n y uno argentinoā¦ Es estructura clĆ”sica. Las ficciones, como el humor, se hacen de lo distinto. Un Papa europeo es tĆ³pico, americano extravagancia, argentino: ocurrencia. Y ahĆ justamente en eso disruptivo, en lo extraordinario, es donde tiene hoy por hoy Francisco los cimientos en los que afirmarse y hacer palanca para cambiar cosas. Cambia el punto de apoyo de la palanca. Y lo veo decidido a hacer palanca. MĆ”s allĆ” del expreso sentido social me identificĆ³ encontrar en la Ćŗltima encĆclica reflexiones desde el concepto de colonizaciĆ³n cultural, y el de barbarie tal como lo consideramos nosotros: marcan todo un punto de vista, lo universal mirado desde la lĆ³gica de una experiencia histĆ³rica y polĆtica diferente. Y ya sabemos que es justamente eso, el punto de vista diferente, lo Ćŗnico que permite desarmar un entramado de conceptos. Jauretche al Vaticano, fĆjate, quien te iba a decirā¦
#FF – La religiĆ³n y la risa, o mĆ”s bien lo sagrado y la risa tienen relaciones interesantes. ĀæCĆ³mo lo ves, como se expresa en tu trabajo? (no es del todo lo mismo, verdadā¦ a lo mejor la risa de lo sagrado se rĆe de la religiĆ³nā¦).
MK – La risa es siempre celebraciĆ³n de la sorpresa, una especie de joda Ćntima con la que ritualizamos la apariciĆ³n de aquello que hace estallar nuestra red conceptual mientras crea la existencia de un orden diferente. Medio como una orgĆa cerebral. Por supuesto que es parte de lo sagrado, del espacio en el que podemos respirar fuera de la baranda de nuestros tĆ³picos, al fin y al cabo eso es lo sagrado. Vivimos agobiados por los tĆ³picos, por lo que repetimos de manera mecĆ”nica porque el cerebro, que es vivo pero tambiĆ©n es un autĆ³mata, siempre optimizando recursos nos crea rutas fĆ”ciles que convertimos en rutinas. ĀæY cĆ³mo salimos de los tĆ³picos?: los caminos son acotados: la filosofĆa (y su versiĆ³n delivery, el psicoanĆ”lisis), la religiĆ³n si verdaderamente te trasciende, el arte, y en el dĆa a dĆa: la risa, el humor. Hay que darle mucha mĆ”s bola a la risa, es siempre estado de creatividad. Tiene mala prensa porque la boicotea siempre la producciĆ³n (no se puede producir riendo), por eso es tan importante sacarla de ese lugar menor en el que la colocan.
#FF – Abordaste en tus obras recientes un cruce entre episodios bĆblicos y nuestro imaginario o nuestra realidad. Sea en SalomĆ© de chacra con Juan el Bautista, sea, especialmente, en Terrenal (despuĆ©s te preguntamos mĆ”s sobre esto). ĀæQuĆ© hay en lo bĆblico para alguien que crea cultura y al mismo tiempo interpela historia y presente?
MK – Mito familiar en principio. La biblia en casa fue todo un tema. La mĆa fue una clĆ”sica familia cafĆ© con leche: padre judĆo, madre catĆ³lica, los dos creyentes a su modo. Muy amplios los dos, muy āelige tu propia aventuraā, pero apenas una fimosis le dio la excusa, pumba con la circuncisiĆ³n mi viejo. Mi vieja, almita santa, para compensar me llevĆ³ a bautizar en secreto. HabrĆ” pensado: cuando llegue a la aduana allĆ” arriba mejor que tenga la doble nacionalidad. Yo era muy pibito, reciĆ©n empezaba a caminar, pero nunca contĆ³ con que la impresiĆ³n del rito serĆa tan grande que lo recordarĆa patente. Lo negĆ³ hasta el Ćŗltimo dĆa. Cuando crecĆ me encontrĆ© con la tremenda dialĆ©ctica: para algunos fanĆ”ticos del Agustiniano, el colegio de curas de mi barrio, habĆa matado personalmente a Cristo y estaba condenado a esquivar piedrazos cada tanto por el Boulevard 3 de Febrero. Poniendo en valor al apellido entonces me incorporĆ© al Bet-am de San MartĆn, el club de la colectividad, que contaba entre sus extraordinarios atractivos a las chicas mĆ”s guapas de la zona, pero allĆ tampoco habĆa comunidad para mĆ: Ā«judĆo no se es de apellido, javerimĀ«, me recibiĆ³ el primer viernes el adalid, Ā«se es de vientre nomĆ”sĀ». Como las chicas eran realmente bonitas y daban un poco de bola me quedĆ© igual. Al poco tiempo encontrĆ© ahĆ cerca la rama salvadora, el PC, la izquierda atea. O sea: la religiĆ³n fue para mĆ un espacio complicado. No podĆa hacer la plancha en el asunto como el resto de mis amigos. En las religiones se hace mucho la plancha, se sigue el calendario con cara de fiel, se cumplen con los tres o cuatro rituales bĆ”sicos y la balsa te lleva. Yo me hundĆa asĆ que tuve que patalear desde el primer chapuzĆ³n. Y de todo este despelote habĆa en casa un objeto que era Ćcono: la biblia de mis viejos. Antiguo y nuevo testamento en tapa entelada marrĆ³n. Siempre en su dormitorio. A veces del lado de mi viejo, otras en la mesita de luz de mamĆ”. Nunca supe si por el uso o por cuestiones de orden nomĆ”s. AllĆ en la cama de mis viejos la conocĆ y la intentĆ© infructuosamente. Impenetrable: no pasaba de las primeras pĆ”ginas. Se me abriĆ³ nada milagrosamente: encontrĆ© ya adulto un libro revelador: Los mitos hebreos, de Robert Graves y Raphael Patai. AhĆ estaba el origen y el sentido de cada una de aquellas historias hermĆ©ticas. Lo he releĆdo tanto y lo he seƱalado tanto con marcadores de tantos colores que ya es un arco iris. Tengo tres o cuatro personajes mĆ”s al menos para seguir escribiendo y escarbando allĆ. Fuera del trabajo oficial de los exĆ©getas, estĆ” la camĆ”ndula de los eisĆ©getas que laburamos en lo mismo pero sin tĆtulo, digamos, y sin tener que aportar a lo convenido ya por las religiones. Yo vengo a ser un eisĆ©geta trucho.
#FF – Terrenal es un fenĆ³meno de pĆŗblico, crĆtica, festivales, continuidad. ĀæComo se te ocurriĆ³ hacerla y como fue derivando hacia lo que terminĆ³ siendo, dialogando con los actores, seguro, pero tambiĆ©n con la realidad? Es la grieta, es la fraternidad partida, es la culpaā¦
MK – Culpa otra vez de Graves y su libro. Ya me habĆa llevado a la historia de SalomĆ© hace unos aƱos, esas cosas raras que tiene la cabeza, las coincidencias creadoras: la forma vulgar que toman los milagros en la cancha profana, el caos que se ordena de un segundo a otro y deja nacer un cosmos: andaba de caminata por Villa Giardino un febrero y en un puesto de venta de productos regionales vi al pasar un cartel manuscrito a tiza: salame de chacra. LeĆ SalomĆ©, me reĆ (la risa, ojo, lo sagrado anda por ahĆ) y pensĆ© al momento en una versiĆ³n del mito trasladada a una chacra criolla el sanguinario dĆa de carneada. Juan el Bautista: un anarquista encerrado en el pozo del aljibe. Me conmueve mucho el Precursor, el que habla de los tiempos a venir, los de dar, los de compartir, aunque Ć©l mismo sabe poco del cĆ³mo mismo. Ese origen subversivo del cristianismo al que las instituciones le limaron el filo, hicieron del puƱal utilerĆa. EstrenĆ© esa obra pero los mitos del libro quedaron rondando. Una tarde releyendo encontrĆ© algo que habĆa resaltado hace aƱos y nunca habĆa retomado: la historia de CaĆn y Abel como el enfrentamiento de los dos grandes arquetipos de entonces y de hoy: el nĆ³made y el sedentario. La propiedad en lucha contra el impulso nĆ³made. El que acumula mĆ”s de lo que necesita y el que vive la vida ligero de equipaje. Con un CaĆn inventor de los pesos y las medidas, segĆŗn sus exĆ©getas, y condenado a los temblores, a las ciudades amuralladas y al trabajo inĆŗtil. Me coincidĆa con unas imĆ”genes que habĆa anotado alguna vez, de dos hermanos conviviendo un mismo espacio sin hablarse. EmpecĆ© a leer sobre el tema, a hacer acopios, yo soy muy de hacer acopios. Un cura amigo, Eduardo Graham, me pasĆ³ un dossier completĆsimo de material teolĆ³gico de su propia biblioteca, y con todo el paquete a cuestas me rajĆ© de la ciudad un tiempito y armĆ© el primer borrador.
#FF – Francisco tiene algo en comĆŗn con vos: usar el habla coloquial en sus ācreacionesā. Tampoco le falta teatralidad: por un lado, como cualquier Papa, por lo demĆ”s. Pero hay algo de la gestualidad -verbal, corporal, la picardĆa-, que este lo tiene. Si has escuchado alguna cosa de las que el dice, ĀæCĆ³mo te suenan, o en todo caso como ves la imĆ”gen de Bergoglio-Francisco?
MK – Somos lo que proferimos. Suena medio ganso pero es una verdad como un templo. Uno es el poeta que puede no el poeta que quiere, decimos siempre en el gremio. Por eso de querer ser otro es que leemos y escuchamos tanta berretada aspiracional. En lo acadĆ©mico esa impostura es peste. Francisco es toda una identidad. Notable. Seguramente por eso sus encĆclicas āmĆ”s allĆ” de hacernos sentir de local- no suenan a palabra institucional, son las inquietudes de un pensamiento vivo y encarnado. No tengo dudas de lo trascendente de su papado.
#FF – Si armaras una obra con un personaje que fuera un Papa argentino, porteƱo ponele, ĀæQuĆ© se te ocurre asĆ de primera como idea de trama o personajes…?
MK – Mama mĆa, hay demasiado chiste internacional de argentinos creyĆ©ndose Dios, mejor no buscar analogĆas les pidoā¦